La cultura inclusiva desde el pensamiento crítico

 

En el campo de la cultura inclusiva como parte de un proceso educativo que aporta enormemente no solo a la escuela, sino a la sociedad en general, abordemos brevemente como el pensamiento crítico da un ambiente ideal para hacer de la escuela el escenario ideal de una cultura inclusiva, recordemos que la teoría critica aparece finalizando la segunda guerra mundial, un ambiente caótico más sin embargo pleno de posibilidades resilientes,  lo que propicia un panorama listo para el surgimiento de las teorías criticas como respuesta al pensamiento ilustrado imperante.

Desde la pedagogía y para América surgen dos corrientes bien definidas: Pensamiento crítico intelectivo con Paul Mclaren y Henry Giroux, y con la Pedagogía critica liberadora Paulo Freire.  Giroux expone en Estados Unidos la pedagogía critica como una manera de hacer cambia la visión de la gente, salir del conformismo del pensamiento de lo superficial y fácil por conocimientos con sentido que hagan pensar, criticar y cuestionar al ser humano y la sociedad, entonces habla de  ciudadanos que sean capaces de tener una posición critica frente a la sociedad, que asumen como principios a su postura la participación, la comunicación, la humanización, la transformación y la contextualización; la educación debe tener presente las relaciones y determinar cómo las condiciones estructurales de la sociedad influyen en el proceso educativo.  Por su lado, Paulo Freire, pone de manifiesto en su pedagogía una respuesta de resistencia y re existencia, que obliga a la reinvención de la escuela y por ende de la pedagogía. Freire menciona que “estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas”, para Freire la educación está presente para transformar la realidad, ya que educar no es transferir conocimientos, sino generar condiciones para su construcción, la educación debe estar dirigida a crear, menciona que a través de la educación el oprimido debe dejar de serlo, pero sin volverse opresor propone el cambio de la educación bancaria y vertical por una educación horizontal, donde el docente se pone al mismo nivel del estudiante emprendiendo ambos una búsqueda conjunta del conocimiento a través del dialogo, lo cual es fundamental para el desarrollo humano ya que posibilita la expresión de dudas e incertidumbres y por lo tanto la búsqueda de sus respuestas.

En este panorama las escuelas de educación inicial son imprescindibles para iniciar a los niños y las niñas en pensamiento crítico ya que la escuela es el escenario ideal para el desarrollo de las primeras  interacciones sociales, es el espacio del desarrollo de su idea de comunidad lejos de casa,  Enrique Dussel lo menciona, los alumnos en comunidad aprenden a argumentar sus ideas, a discutir, a respetar  y a llegar a acuerdos, la escuela primaria es el momento por excelencia para que el niño aprenda a pensar en equipo,  a analizar, salirse del problema, recordemos que  el pensamiento crítico va en búsqueda de influenciar no de manipular,  la escuela de Frankfurt nos hablaba de cambiar la opresión por la emancipación, el niño formado con pensamiento crítico no es un ser alienable, y manipulable, porque es un ser capaz de responder a las problemáticas sociales del mundo porque basa sus posturas en consonancia con un reflexión consiente y responsable, por esto el papel del docente como orientador es muy importante, ya que a través de la interacción dialógica con el estudiante logra en él, el desarrollo de opiniones organizadas y argumentadas, no necesariamente de situaciones complejas, porque el pensamiento crítico  que supone un pensar para no juzgar surge fácilmente del análisis del entorno, de situaciones domésticas, así como de noticias sociales, científicas etc. para Freire el estudiante construye conocimiento desde la relación que tiene con el maestro y sus pares, para superar la barrera de ser seres sociales pasivos a ser seres sociales críticos y pensantes de la sociedad en la que están desarrollándose, y los conocimientos previos de los niños son el punto de partida ideal porque reflejan muy bien las realidades sociales del individuo. Y los pequeños son seres espontáneos, nos refieren sus realidades sin adornos ni tapujos, y pueden fácilmente analizar sus situaciones desde su realidad y no desde lo que adulto le ofrece, en esta parte insisto en las bondades de un  pensamiento crítico bien direccionado hacia las relaciones humanas dentro de la escuela primaria, bien, mencionemos brevemente la postura que maneja Louis Althuseer, para él,  la educación es un aparato ideológico al servicio del estado, donde no se cuestiona, se obedece para tener tranquilidad, se acartona al estudiante, junto a esto Ivan Ilich menciona que en la escuela el niño o niña pierde la confianza, porque se enfatiza en la idea de que es el adulto, el docente el que tiene el saber, y ese saber lo replica en los niños a través de un currículo alejado de los deseos e intereses de los niños, por esto ellos mismos no reconocen la importancia de lo que le enseñan en las aulas, y terminan siendo sujetos pasivos para evitar la confrontación, por esto y el mismo Ilich lo menciona, la escuela  primaria es el espacio ideal para el verdadero aprendizaje, para el abordaje de esa enseñanza horizontal que menciona Freire donde  el estudiante desde sus primeros pasos ve en el adulto a su orientador, a quien a través de la creatividad le acerca a la comprensión de su realidad desde de los intereses de ellos mismos y de un currículo retador que genere pensamiento, en esto  la necesidad primordial es aprender a leer entre líneas, a leer las  líneas y detrás de las líneas, es decir a hacer juicios valorativos de sus aprendizajes infiriendo la intencionalidad de los mismos. Insisto en la importancia de que los niños pequeños aprendan a pensar en equipo, a ser solidarios, a premiar al mejor amigo, no al mejor estudiante, a considerar el aula como una comunidad que le proporcione seguridad. Los juegos de roles, la resolución de problemas, el propiciar la discusión a su nivel de temas como el amor y el compañerismo, para que luego se propicie el abordaje de temas como el análisis del sistema económico entre otros temas, dando a la escuela la oportunidad de educar en pensamiento crítico no solo para el futuro, sino para el presente inmediato.

Recordemos que en pedagogía de la autonomía Paulo Freire pone de manifiesto que su pensamiento está completamente direccionado a insistir en que la educación es el camino para la liberación del individuo y la consolidación de una sociedad, y se presenta muy oportuno determinar aquí de qué manera las ciencias sociales apoyan en su amplio bagaje el pensamiento crítico, las ciencias sociales deben dejar de limitarse a la enseñanza de contenidos, fechas, nombres, datos geográficos entre otros, y fomentar la cultura general, relacionando la cultura con el pensamiento patriótico, al trascender de la memorización de datos a la valoración de los problemas sociales, se privilegia el desarrollo de competencias sociales y políticas,  inculcando en los estudiantes la necesidad de ser sujetos activos que incidan positivamente en su entorno con conocimientos válidos y pertinentes que les den cabida a la comprensión de la realidad social con la firme intencionalidad de aplicarlos en un contexto cotidiano. El pensamiento crítico le permite al estudiante evaluar lo que recibe y tomar decisiones a través de un criterio propio sobre la información recabada, no solo del maestro sino del entorno.

En este tiempo donde la información está a la mano gracias a los medios masivos de comunicación, se abre un gran abanico de posibilidades de redes de aprendizaje que permiten al docente asumir una postura orientadora saliendo del papel de facilitador de información y asumiendo una postura de colaborador, de orientador, de compañero de viaje para el estudiante.

Me gustaría abordar en esta última parte cómo podemos a través de las ciencias exactas aplicar el pensamiento crítico, tenemos que mencionar que se piensa que las matemáticas son difíciles de abordar porque nos han inculcado su aprendizaje a través de técnicas operativas, de algoritmos y secuencias con parámetros muy rígidos y técnicos; hoy para generar amor a las matemáticas y si la intención es enseñar a través del pensamiento crítico,   la necesidad fuerte es atreverse a las matemáticas desde el enfoque de resolución de problemas, darle al docente y estudiante la posibilidad de generar espacios para el desarrollo de competencias matemáticas a través de la relación de conceptos, de manejar un lenguaje matemático para comunicar, de traducir las situaciones concretas de la vida cotidiana del quehacer científico.  en la escuela el manejo de material concreto y de problemas cotidianos centra al alumno en la realidad, en el uso real y tangible de las matemáticas, ya lo expresaba Giroux, cuando enunciaba sus principios, entre los cuales podemos hablar de la contextualización, de la cual acabamos de hablar para que el estudiante realmente sienta el gusto por el desarrollo de ejercicios matemáticos que le proporcionen resultados prácticos en su cotidianidad,  así como también  enfrentar a los niños ante buenos problemas, que impliquen desafíos, en los más pequeños se debe usar material concreto, hacer que  los niños organicen  por categorías, permitirles la  exploración, motivarlos a la organización de datos… a los más chicos se les plantea lo anterior desde sus propios juegos todo esto implica desarrollo de pensamiento crítico, cuando hablamos de material concreto y contextualizado nos referimos a  juegos de dados, de parques, compra y venta con monopolios,  lo que permite plantear problemas desde el mundo infantil, medir  temperatura en un juego de roles, preguntar  cuanto falta para tu cumpleaños, o cuantos días han pasado desde su cumpleaños etc. La clave está en hacer buenas preguntas, abiertas…que el niño sienta curiosidad y vea en el desarrollo de la clase la resolución de sus propias necesidades.

Bibliografía

Camacho, A., & Jaramillo, D. (2009). El pensamiento crítico en la escuela una responsabilidad en la construcción de futuros posibles. Plumilla educativa, Volumen 6(1). 110 - 117.